
Cuando llegan los hijos la cosa se complica un poco más. El tiempo se reduce y muchos días tienes que desistir. Aún así puedo entrenar combinando el tiempo de manera que siempre utilice el momento más adecuado para correr. Muchas veces eso ocurre a la hora de comer, o a las cinco de la madrugada cuando todo el mundo duerme. Otras veces con treinta y cinco grados en verano, o con cinco bajo cero en invierno, lloviendo, nevando o con fuertes vientos, siempre encuentro el momento. A veces no hay ganas pero si no vas te encuentras peor.
La comprensión de Ana y el apoyo que me brinda es fundamental para mí.
El atletismo es una afición para mí, pero también es una necesidad. Necesito correr para sentirme bien y fuerte, esto es lo que entiende Ana y por eso me siento totalmente apoyado.
En esta situación se puede asegurar que este deporte me tiene totalmente enganchado y me centro en él con la dedicación más cuidadosa. Para ello es primordial seguir mis tres premisas principales: paciencia, perseverancia y fuerza de voluntad.
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