Entrenar con lluvia

Esta semana mi entreno se ha visto alterado de manera considerable por el mal tiempo. Temporal de Levante, este es el causante de la mayoría de días que uno no puede entrenar en una temporada. Las bajas presiones se instalan en el sur de Catalunya entre Valencia y Baleares e impulsan vientos de componente este sobre Catalunya, desde el mar hacia la tierra. Estos vientos vienen cargados de humedad que recogen en el mar y al adentrarse tierra adentro la dejan caer en forma de lluvia. Estas situaciones son esporádicas pero suelen durar unos días y dejan grandes cantidades de precipitación de manera regular y general.
Ante la situación de encontrarte varios días seguidos de lluvia, uno se enfrenta al dilema de ¿qué hago yo ahora? Miras por la ventana y está lloviendo y dudas si salir o no.
En los días en que tu estado anímico es bueno, puede ser fácil tomar una decisión. Sales a correr aunque llueva, no importa mojarte y disfrutas igual o más que si hace sol. Total, una vez te mojas luego ya da igual.
Si tu estado anímico no es bueno porque llevas días que no te encuentras bien, estás cansado, te duele todo o simplemente no consigues realizar con regularidad tus entrenos por otros motivos, el día de lluvia acentúa esos problemas.
Aunque si llevas un plan de entreno muy exigente, quizás la parada obligada por las lluvias puede ser beneficiosa al encontrar un descanso al cual tú no podías encajar en el programa.
En fin, el tiempo condiciona los entrenos y en general su principal contratiempo en mi opinión es el cambio de planes y la consiguiente reorganización del programa o plan de entreno previsto.
Durante la última semana ha llovido todos los días y sólo he podido entrenar tres días de los seis previstos. Posiblemente esto no me va a afectar significativamente en mi preparación; perder solo tres días no es mucho y como dije antes puede incluso ser beneficioso para mí.
Sin duda aquí es donde uno tiene que demostrar que posee una gran fuerza de voluntad.